El estudiante de Letras, de 22 años de edad, es uno de los más de 4.500 ucabistas beneficiarios del programa de apoyo que coordina la Dirección de Cooperación Económica Estudiantil. Considera que sin este soporte no podría afrontar su formación profesional y pide a quienes lo reciben que aprovechen la oportunidad de prepararse para «generar valor»
La UCAB tiene como misión ser casa de oportunidades para miles de jóvenes deseosos de formarse como profesionales competentes e integrales, preparados para llevar la excelencia y la inclusión como bandera.
Es precisamente la inclusión el espíritu detrás del programa de apoyo económico que, desde hace más de 40 años, ofrece la universidad a través de la Dirección de Cooperación Económica Estudiantil (DCEE), gracias al cual más de 40 % de los alumnos de pregrado, de las sedes de Caracas y Guayana, reciben el subsidio parcial o total del costo de la carrera que cursan.
Este programa se vio reforzado con el Becatón UCAB 2021, iniciativa de recaudación de fondos que tuvo lugar el 26 de febrero, se extendió hasta el 15 de marzo y logró recabar la suma de 270 mil dólares, dinero que servirá para apuntalar los programas de atención al estudiantado que no puede pagar la matrícula. «La UCAB es una casa de puertas abiertas -dijo el rector Francisco Virtuoso al cierre de esa exitosa jornada-. Nosotros no dejaremos a ningún estudiante que está dentro de la UCAB salir de ella por razones económicas”.
Jesús Gomes es uno de esos estudiantes. Cursante del octavo semestre de Letras, integra el Programa de Pensión Proporcional (una de las seis modalidades de apoyo que ofrece la DCEE) desde el comienzo de su periplo por la UCAB, hace cuatro años. Gracias a eso, la institución costea el total del pago semestral de su matrícula.
Para el joven de 22 años, el aporte ha sido de «importancia pivotal» pues, de no tenerlo, tendría dificultades para afrontar el gasto. También afirma que «ha sido un buen elemento de motivación externa para mantener el rendimiento académico», algo que confirma con hechos: en 2017, recibió un reconocimiento por lograr uno de los 10 mejores puntajes en la prueba de conocimientos para ingresar a la institución; hoy en día cuenta con un promedio de 17 puntos -el más alto de su semestre- y un certificado de mérito académico.
«Digamos que yo tomo esto como algo personal, que es llevar los resultados al mejor punto posible, no por la nota en sí sino porque eso es el mecanismo que tienes de asegurar el conocimiento, que es lo que la universidad debe otorgarte, pero queda de ti, es un rol del estudiante».
DISCAPACIDAD, PERO NO LIMITACIÓN
Tras concretar su ingreso, Jesús Gomes aplicó inmediatamente para ser beneficiario del programa de apoyo. Pese a una discapacidad motora que lo limita a desplazarse en silla de ruedas, su solicitud fue como la de cualquier otro estudiante; sin embargo, actualmente cuenta con el seguimiento independiente del Programa de Apoyo a Estudiantes con Discapacidad de la universidad, el cual ofrece modificaciones pedagógicas, acceso a recursos específicos, redes de apoyo y sensibilización de la comunidad universitaria.
El futuro licenciado en Letras es fiel creyente de que su discapacidad no es limitante para alcanzar sus objetivos. Su afán por la reflexión y su facilidad para idear mecanismos de resolución de problemas han resultado sus principales herramientas para afrontar situaciones que, más allá de su destreza física, puede solventar con ingenio.
«Hace poco, no sé cómo una pesa fue a parar detrás del mueble de la computadora y quería utilizarla. Mi primer impulso fue inclinarme y tomarla, pero entre la distancia de los parales y el soporte del teclado no podía acercarme lo suficiente. Luego de intentar forzar, estirándome un par de veces, me detuve. Tomé un momento, pensé un poco y busqué una ruta alternativa. La solución más sencilla fue correr el mueble de sitio por un momento, haciendo espacio para la silla y permitiéndome tomar la pesa sin mayores dificultades», relató para ejemplificar su punto.
Aparte de exhibir estas habilidades, afirma que su interés por las disciplinas relacionadas a Letras no es producto de una inquietud por «sobredesarrollar» su intelecto o una suerte de compensación por su merma física. Más bien confía en que no tendría problemas en disfrutar de cualquier otra afición, pues todas las personas cuentan con esa «libertad».
«Personalmente, no veo mi interés por la cogitación y las problemáticas de la discursividad como sustituto de lo físico o práctico. Es una inquietud personal, pero fácilmente pudiera haberlo entroncado por la vía contraria. Hay personas con discapacidad que son reflexivas y también hay atletas paralímpicos de alto rendimiento. Creo que es así para todas las personas, esa libertad. En mi caso no es una sustitución, negar un elemento para sobredesarrollar una atrofia», compartió Gomes.
FORMACIÓN CON PENSAMIENTO CRÍTICO
Gomes reconoce que ingresó en la carrera, en el año 2017, «sin expectativas específicas ni ideas preconcebidas» sobre la misma. Alega que la idea de formarse en este área nació de la interacción con una de las docentes de su etapa escolar.
«Tuve una fantástica profesora de bachillerato, Gladys García. Tal vez, sin saberlo del todo, me motivó a ingresar a la carrera como primera opción. Me iba bien en las asignaturas de Lengua y Literatura. Además, disfrutaba la lectura y la escritura», expresó.
La amplitud del pensum es uno de los principales atractivos que Gomes ve en la licenciatura en Letras. Aunado a esto, el joven destaca que el gusto por «diseccionar y desarrollar juicios alrededor de productos, fenómenos y períodos dentro del espacio extenso de las humanidades» actúa como su motor para llevar hasta el final su formación académica.
«Letras es una carrera bastante amplia. Ofrece muchas aristas y las expone de forma diacrónica, lo que posibilita sentir genuinamente cómo se construye la información por pasos; es una suerte de escalera. Entonces sí, dentro de esa pluralidad de cátedras que giran alrededor del lenguaje, encontré un espacio en el cual aprender y dilucidar no solo cómo se escribe, sino cómo se piensa, comprobando también las múltiples formas en las que un mismo problema, tema literario, período de trauma social u obra de arte pueden ser interpretados, comentados y transformados», añadió Gomes.
Tras su paso por las aulas y su vida en el campus, considera a la UCAB como un «espacio de excepción» ya que, sin desconectarse de la crisis endémica que aqueja al país, ofrece la «oportunidad de generar soluciones».
«La UCAB permite articular diálogos, perspectivas y conocimiento técnico-crítico, que luego se extiende más allá de los límites físicos de la misma con la secuencial profesionalización de los egresados. Yo supe que en cuatro años, más allá de factores externos, tendría el título. Esa certeza es extraña en los últimos tiempos, pero la universidad continúa ofreciéndola», compartió.
Precisamente por esto, el futuro licenciado agradece el apoyo económico recibido y celebra la labor que ejerce la DCEE como «pilar central de la relación entre el estudiante (que necesita ayuda socioeconómica) y su universidad», pues opina que el contexto al que se enfrenta el venezolano está dejando a muchos fuera de la educación superior, una situación que entiende como «desoladora y peligrosa» para los jóvenes de su generación.
«Yo no hubiese tenido la posibilidad de cursar la carrera sin el apoyo, ni tomar oportunidades interesantes como la participación en un evento como lo es la FLOC UCAB 2019 (Feria del Libro del Oeste de Caracas). El apoyo permite que los estudiantes no tengan que caer en el estatismo», apuntó Gomes.
En aquella participación en la FLOC, presentó una ponencia basada en el análisis de la obra del filósofo neerlandés Erasmo de Róterdam, junto a dos profesores de su escuela. Su intervención, titulada «Erasmo y Coetzee: hijos de la locura», revisó la obra del novelista y premio Nobel sudafricano, Jonh Maxwell Coetzee, como epílogo del «erasmismo».
Ya en la recta final de sus estudios, Jesús desea seguir avanzando en su preparación para enfrentar el futuro laboral. Confía en poder desempeñarse en algún puesto de trabajo que le permita nutrir su afán de conocimiento literario, crítico, lingüístico, editorial y filosófico. En sus planes también está retribuir a la UCAB y a otras generaciones el apoyo que ha recibido. Como parte de su servicio comunitario, ya ofrece refuerzo en la materia Castellano a alumnos del Instituto Técnico Jesús Obrero de la Parroquia 23 de enero y planea aplicar para un puesto como asistente de cátedra en la Escuela de Filosofía.
«El programa de apoyo económico posibilita la formación de individuos que generarán valor. Creo que invertir en este programa de cooperación económica estudiantil es apostar por la educación. Y apostar por la educación no es apostar por un individuo, sino por todo un proceso que permite crear cosas de relevancia», enfatizó.