El abogado está por cumplir 20 años como docente de la Escuela de Derecho de la UCAB. Aunque se define como “odioso”, sus alumnos lo han nombrado padrino de promoción cuatro veces en los últimos cinco años. Desde las aulas y fuera de ellas, este Doctor en Derecho busca inculcar en los jóvenes la libertad individual y la lucha contra la «Estatolatría»
El pasado 26 de mayo, el profesor Antonio Canova, padrino de la LXIII promoción de la Escuela de Derecho de la UCAB, ofreció a sus ahijados un discurso que podría catalogarse como icónico y nada común para un acto de grado.
Titulado “Fracasé”, su contenido se aleja de las tradicionales palabras de aliento, optimismo y felicitaciones propias de estas jornadas y, a través de referencias a la crisis económica del país y al deterioro de la calidad de vida personal, sacó de la zona de confort a los nuevos profesionales, invitándolos a pensar sobre su presente y su futuro.
“Fracasé en el plano económico, y estrepitosamente. Mis ahorros, en lugar de aumentar, cada vez son menores. Mi nivel de vida ha bajado en los últimos años”, dijo en la ceremonia frente a autoridades académicas y familiares de los graduandos. “Ni siquiera tengo acceso al crédito. En lo económico, después de tanto tesón y dedicación, estoy cercano a la quiebra”, agregó para luego advertir a los muchachos sobre “las aguas traicioneras” en las que nadarán al intentar cumplir sus deseos de desarrollo personal, debido al modelo político y económico que impera en el país.
“Este socialismo actual, el de los últimos 20 años, el mismo que arrastramos desde hace 40 antes, es perverso y castrador. A ese modelo se debe el malogro de esta sociedad, el quiebre de la mayoría de los venezolanos, y, bueno, también el que me afecta a mí. ¿Qué puede esperarse de un sistema liberticida y estatista? Obvio, que castigue a los productores y premie a los saqueadores ¿No lo ven? Es perverso: Te arruina si eres decente y trabajador, y te hace subir, cual cohete, si eres cruel y ladrón”, mencionó a los jóvenes de toga y birrete.
Para sustentar su argumento, el profesor Canova hizo referencia a una encuesta del proyecto «World Values Survey», según la cual el porcentaje de la población que se autodefine como feliz aumenta en los países que tienen un Producto Interno Bruto per cápita más alto.
Sin embargo, Canova buscó ir más allá de lo meramente económico, con el fin deinspirar a los nuevos profesionales a perseguir lo que llama “la felicidad real”, esa que promueve la autorrealización y genera autoestima.
“La felicidad se construye día a día en la medida en que enfrentas la vida, tus retos y sus pruebas, de una manera que te hace sentir orgulloso. Importa, pero no tanto, entonces, cuán abultada sea tu cuenta bancaria. La clave de la felicidad está buscarle un sentido a la vida, algún objetivo que te inspire y te lleve a entregarte, a intentarlo con pasión”, les aconsejó.
Es precisamente eso lo que este docente ha tratado de inculcar a sus alumnos desde hace casi dos décadas. “Existe la importancia de darle sentido a la vida, tener algo por qué actuar y hacer algo que a uno lo satisfaga”, confesó en esta entrevista con El Ucabista, realizada a propósito de su controvertido discurso y de su labor como docente de varias generaciones de abogados.
Para comenzar, ¿quién es Antonio Canova?
“Soy tantas cosas (…) Si me preguntas lo más importante, soy el papá de Camila y Diego, mis hijos”.
Sin embargo, Antonio Canova es mucho más que la breve definición que hace de sí mismo, al menos profesionalmente hablando. Egresado de la Escuela de Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello en1991, continuó su especialización en Derecho Administrativo en la Universidad Central de Venezuela (1995) y en la Universidad Carlos III de Madrid obtuvo su Doctorado en Derecho (2007). Es experto en Justicia Constitucional, de hecho, es jefe de cátedra de esta materia en la UCAB. Da clases en la universidad desde el año 2002, labor que combina con su ejercicio como abogado.
Adicionalmente, viene trabajando en un proyecto de vida personal: sembrar el pensamiento crítico en las nuevas generaciones, a través de una organización no gubernamental que promueve la libertad individual en todas las esferas de la vida, desde lo educativo a lo económico, y que busca hacerle frente a la “Estatolatría”, o idolatría al Estado como actor omnipotente y omnipresente de la sociedad.
“Creé junto con otros profesores, que habían sido alumnos míos, una ONG que se llama Un Estado de Derecho, que defiende las ideas de la libertad individual frente al estatismo, el socialismo, el colectivismo; defiende la propiedad privada, derechos individuales, y que la personas tengan la capacidad de buscar su felicidad”.
¿Cuál cree que fue la reacción de sus estudiantes al escuchar que fracasó en el ámbito económico? ¿Cree que empatizaron con usted?
“A mí no me interesaba que empatizaran conmigo; quería explicarles lo que les va a pasar si viven en un país como Venezuela, donde el Estado se encarga de todo y, en definitiva se encarga de nada; donde, en socialismo, no van a poder hacer dinero decentemente. Lo que yo quería decirles a ellos es que hay una relación entre si al país le va bien o le va mal, si el país crece o más bien se hace más pobre; entre las políticas socialistas que empobrecen y las que no hemos tenido (libertad y libre mercado que enriquecen) y lo que le sucede a uno y a cada uno de ustedes».
«Yo no quería que empatizaran, de hecho yo soy bastante odioso. Quería que aprendieran la lección, porque a mí me pasó; y qué mejor forma de llamar la atención que haciendo esa declaración, no por fracasado sino por bulloso”.
Como usted lo comenta, según la Real Academia Española el fracaso está ligado a la capacidad adquisitiva que uno tenga. Pero, ¿qué es para usted el fracaso?
“El fracaso es perder. Está ligado al dinero, como lo establece la Real Academia Española, porque implica perder trabajo e implica perder un esfuerzo que se hizo… Pero incluso en la peor situación, lo único importante no es el éxito económico. Existe la importancia de darle sentido a la vida, tener algo por qué actuar y hacer algo que a uno lo satisfaga, o también la vocación al servicio, de hacer algo que ayude al otro, a mí me satisface muchísimo la reacción de ellos (sus ahijados), las clases. El fracaso es que sientes que tu vida fue un desastre, que no te esforzaste, que fuiste malo, que la gente que te debería querer te da la espalda. De lo contrario uno siempre triunfa”.
¿Qué les diría a los jóvenes que pasan por una situación similar al fracaso económico que usted menciona?
“Ustedes tienen que jugársela, y quizás ese puede ser el sentido de la vida, jugársela; liberar esto…Lo mejor que pueden hacer es irse. Yo no estoy a favor del autosacrificio, que los muchachos decidan, que no se sacrifiquen por el país y por los demás”.
En el discurso mencionó que el Estado creó su religión al educar a todos de forma gratuita y, cito, “pero, obligatoriamente, nos la ha inculcado antes de que podamos reaccionar”. ¿A qué se refiere con eso? ¿Qué quiere decir cuando habla de Estatolatría?
“El Estado nos tiene adoctrinados. El contenido que dan es para crear gente igual, niños que no cuestionen lo que dice el profesor, que no cuestionen lo que se les dice, que repitan. Eso fue lo que se hizo en la Prusia imperial. Es poner a un Estado como si fuera Dios, el que te va a proveer de absolutamente todo”.
¿Qué mensaje quiso transmitirles a los graduandos, cuando los llama a hacer lo que los haga felices sin darle tanta importancia al “fracaso” económico, a pesar de que también afirma que hay una “correlación importante entre la felicidad y la holgura material”?
“El triunfo material, cuando actúas decentemente y lo haces con tu esfuerzo, es motivo de felicidad, de la gran felicidad. Vivir sin la angustia de qué voy a comer o qué voy a hacer si me enfermo”.
¿Cree usted que en algún punto de nuestra vida es importante el fracaso? No visto desde el punto de vista de lo económico, sino en el sentido de no lograr una meta, por ejemplo.
“Qué bueno que fracasamos, esa es la forma de seguir adelante, hay que seguir a pesar de los fracasos. Uno aprende de eso. ¿Qué me da pánico? que alguien tenga el fracaso de los venezolanos y que no aprendamos la lección que nos dejó el socialismo, la estatolatría, esa confianza eterna en el Estado y en los políticos, en vez de confiar en nosotros mismos”.
♦Texto: Ángela Solá /Fotos: Cortesía Antonio Canova
*Los docentes de la UCAB que quieran formar parte de esta sección -o los alumnos o profesores que deseen postular a uno de ellos- pueden escribir a los correos electrónicos: dircom@ucab.edu.ve o efcastil@ucab.edu.ve