David Cabral: el ucabista pionero en la producción de açaí en Venezuela

29 de enero de 2025

En la actualidad, la corriente de la sostenibilidad está impregnando el mundo, a raíz de una creciente urgencia por usar los recursos que tenemos de una manera que permita a las próximas generaciones seguir disfrutándolos. Para asegurar que una idea sea sostenible, debe cumplirse en tres ejes: el económico, el ambiental y el social, cada uno igual de importante, y esto es algo que ha entendido muy bien David Cabral, ucabista egresado en 2018 de Relaciones Industriales. A continuación, te contamos por qué. 

Desde el año 2021, Cabral es director de su propia empresa llamada Palmazonia, que es la primera planta procesadora de açaí en Venezuela. El açaí es una pequeña baya que crece en palmeras silvestres de hasta 30 metros de altura, y es conocida por los indígenas de la región como “manaca”.

Antes de que la empresa llegara al estado Amazonas, se creía que este fruto solo se daba en Brasil, pero Cabral y su equipo supieron que el açaí también existía en Venezuela y vieron una oportunidad, no solo de aprovechar este recurso, sino también de brindar una alternativa laboral para los nativos venezolanos y aportar al crecimiento de la economía nacional. 

No obstante, Cabral no pasó de ser un estudiante ucabista a un empresario dedicado al procesamiento de un fruto amazónico de un día para otro. Su historia comienza en 2014, cuando inició sus estudios en la UCAB. En principio, pensaba estudiar Ingeniería Industrial, pero en el último momento de su inscripción, le surgió la idea de estudiar Relaciones Industriales en su lugar.

Su elección de carrera y de universidad le permitió tener experiencias como ser presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela de Ciencias Sociales (Ceciso). Ese año lo marcó porque le permitió participar en la elaboración de propuestas y colaborar con el movimiento estudiantil para apoyar en la coyuntura política de ese momento. “Creo que fue un momento bastante gratificante que disfruté mientras estaba estudiando”, relató Cabral.

Además, siendo parte del centro de estudiantes pudo conformar un grupo de trabajo con las personas que lo acompañaron de los distintos años y semestres de la carrera. Cabral contó que esas relaciones perduran hasta la actualidad, aún comparte y mantiene comunicación con ellas. “La universidad te da ese facilidad para integrarte socialmente con otro tipo de personas, y en contraste con el colegio eso fue muy interesante”, añadió respecto a las amistades que formó en la UCAB. 

De su etapa formativa resaltó también la experiencia con profesores de gran vocación y calidad humana, a quienes calificó como personas muy competentes y pensantes que lo marcaron en la carrera, entre los cuales mencionó a José Bonilla, Gustavo García e Hilda Ruiz. A su vez, estableció que la UCAB ha sido una parte fundamental en su desarrollo profesional, desde el ejercicio de su carrera durante algunos años, hasta llegar a emprender sus propios negocios. 

La universidad le permitió incursionar en el ámbito laboral desde el tercer año de la carrera, cuando comenzó como pasante en Bigott. Allí, más adelante pudo pasar a ejercer un área de su carrera llamada “gestión del cambio” como líder de un proyecto en representación de Venezuela ante todos los países donde tiene sede la British American Tobacco. 

Gracias a todas las experiencias en su currículum que le permitió vivir la UCAB de manera precoz en su carrera, pudo empezar a trabajar inmediatamente cuando llegó a España con una empresa holandesa en Madrid como consultor de gestión del cambio y sistemas de información de recursos humanos. También ha trabajado en PricewaterhouseCoopers (PwC) en la misma área.

Después de haber vivido tres años en el exterior y haber laborado en distintas consultoras, Cabral volvió a Venezuela por un deseo de contribuir a la construcción del país. Señaló que hoy en día, con sus negocios, hay muchas cosas que todavía rescata de la universidad. “La forma de pensar y de trabajar, ese estilo Magis de ‘en todo, amar y servir’, yo lo tengo muy presente. Me siento ucabista en todos los sentidos, orgulloso de representar a la universidad donde vaya”, agregó el empresario.

“Yo vi materias como Trabajo de campo, que hicieron que hoy sea muy consciente al trabajar con productores que a veces pueden ser personas de escasos recursos, en zonas populares, gente con necesidades. Mi formación en la UCAB me hizo capaz de reconocer que, más allá del ámbito económico, es importante el acercamiento humano con estas personas, entender sus necesidades y su realidad para seguir trabajando y construir país juntos, porque cada quien en su carril o en su camino solo no lo va a lograr”.

El empresario ucabista declaró que no llegó con la idea de emprender, sino que surgió una vez estuvo en el país, en conversaciones con varias personas que importaban açaí. “Una de ellas me comentó que esta fruta se da en Venezuela. Una semana después de eso, agarré mi carro y viajé hacia el Amazonas venezolano sin siquiera saber dónde está ubicado”, confesó Cabral, asegurando que en el Amazonas conoció gente maravillosa que le abrió las puertas. 

A partir de ahí, nació la primera fábrica en Venezuela de procesamiento en pulpa de açaí, con la intención de que próximamente este sea un producto nacional de exportación. El director de Palmazonia contó que el primer contacto con los indígenas, que hoy en día son sus principales colaboradores y aliados, fue en Puerto Ayacucho. Allí, establecieron conversaciones con los caciques o capitanes de las comunidades para implementar el proyecto de la recolección del açaí en conjunto con ellos. 

La presencia de Palmazonia le ha aportado a la población nativa una alternativa económica frente al predominio de la actividad minera en esta región. Además del ingreso monetario que les representa, las comunidades también se benefician de actividades y aportes sociales que realiza la empresa a lo largo del año. Para esto, Cabral y el resto de su equipo se han esforzado por entender las necesidades que tienen y así brindarles oportunidades para mejorar su calidad de vida. Así, el ucabista convierte la filosofía ignaciana en acción por el bien común.

Por medio de su experiencia con el fruto amazónico, Cabral desarrolló un interés por la producción de materias primas, por lo que también incursionó en la producción de cacao con su otra empresa, el Grupo MVC. “Recolectamos cacao en distintas zonas del país, como Zulia, Trujillo, Barinas, Miranda y Sucre, lo procesamos en manteca, licor y polvo y exportamos el grano a distintos países del mundo”, explicó el ucabista.

Sin embargo, Cabral afirmó que emprender es un continuo ensayo y error, con mucho aprendizaje en el camino, donde no existen instrucciones o un manual completamente claro sobre cómo llevar adelante una iniciativa propia. “Para mí, los proyectos que llevo han sido una aventura en la que nunca dejas de aprender, que continúa siempre y cuando tengas esa hambre de seguir adelante y seguir escalando en el proyecto en el que estés”, complementó.

Nuestro egresado admitió que lo más difícil ha sido creerse sus logros y el de sus empresas, admitir que lo está haciendo bien a pesar de los errores o fracasos, entender que estos también son parte importante del proceso y que enseñan a hacer mejor las cosas. “Creo que mantener la resiliencia ha sido el mayor reto para poder seguir adelante emprendiendo en Venezuela, en un contexto país que es totalmente distinto al resto”, indicó Cabral.

En la otra cara de la moneda, en cuanto a lo significativo, Cabral consideró que la mayor satisfacción para él es ver a su gente contenta y saber que está construyendo país. “Para mí, hacer país con la edad que tengo, que son 29 años, es lo más importante, y si todos los venezolanos y los ucabistas nos logramos conectar con el mismo propósito, no hay nadie que nos pueda detener”, estableció el industriólogo.

También contó que, dentro de las mismas cosas que hace, hay muchos proyectos nuevos en el horizonte. Por ejemplo, desde Palmazonia el objetivo principal es demostrarle al mundo que el açaí también existe y se produce aquí en Venezuela, y que es de primera calidad. En cuanto al cacao, desde MVC se proponen seguir demostrando que el cacao y el chocolate venezolano es de las mejores cosas que tiene el país.

“Queremos comenzar con la siembra, tanto del cacao como del açaí, para aumentar nuestra producción a un nivel que nos permita ofrecernos en mercados más exigentes en volúmenes y llevar a cabo los nuevos proyectos que estamos dibujando”, culminó Cabral, con la observación de que es importante para él hablar en plural, pues se refiere a todo su equipo de trabajo.

“Sin duda alguna, la meta está en seguir difundiendo ese concepto de que no necesariamente todo lo de afuera es mejor que lo de nosotros, y que lo nuestro también es bueno”.

Así es que David Cabral nos recuerda la importancia de trabajar por recuperar lo autóctono y sumar esfuerzos para lograr la diversificación de la actividad económica en Venezuela. Todo esto sin olvidar ese lado humanitario que vela por el bienestar de todos los miembros de la sociedad venezolana. 

En nuestras manos está contribuir a la construcción del país, en parte apoyando negocios responsables financiera, ambiental y socialmente como las empresas de este ucabista ejemplar. Te invitamos a seguir las redes sociales de Palmazonia para seguir creciendo juntos. 

 

Texto: Patricia Caballero  /  Material audiovisual: Lee Gil, Miguel Piantedosi y Patricia Caballero, en colaboración con el Departamento de Audiovisuales de la Escuela de Comunicación Social UCAB.