El sacerdote Manuel Antonio Teixeira anunció que la Universidad Católica Andrés Bello planea abrir una cátedra en honor al beato y le dedicará, en mayo, su semana teológica. Señaló que el galeno trujillano es reconocido más allá de la fe católica y debe analizarse el impacto de su obra en la cultura, medicina y la espiritualidad venezolana
Tras 72 años de espera, el viernes 30 de abril de 2021 Venezuela celebrará la elevación de los altares católicos del doctor José Gregorio Hernández, luego de que el Vaticano certificara el primer milagro realizado por intercesión del «médico de los pobres» y aprobara su beatificación.
Pero para Manuel Teixeira, doctor en teología, director del Instituto de Teología para Religiosos y decano de la Facultad de Teología de la UCAB, la transcendencia del «siervo de Dios» va más allá de la fe católica y recae en su labor profesional, su vocación social y su cercanía, características que lo convirtieron en uno de los laicos más insignes del país y han servido para que los venezolanos lo sientan como propio. «Sabemos reconocer gente buena», dice.
El sacerdote sostiene, además, que su figura forma parte de la cosmovisión antropológica y cultural del país, en la que convergen lo espiritual, lo mítico y lo científico, sin que necesariamente esto tenga carácter esotérico, como muchos feligreses católicos extranjeros han opinado.
En esta entrevista, el decano corrobora la «transversalidad» de José Gregorio Hernández y propone impulsar el estudio de su vida y obra, como parte de una realidad de tradición de fe de casi un siglo y como ejemplo de un modelo científico basado en el acompañamiento médico, vinculante y personal dirigido a los más necesitados.
¿Cuál es el significado de JGH para los venezolanos?
«Los venezolanos sabemos reconocer gente buena. Venezuela se ha caracterizado por una bondad gratuita y muy sana, dentro de la pobreza siempre y no aspirando a grandes cosas. La gente buena se identifica con personas que sirven en su comunidad, que hacen todo gratuitamente y que se convierten en referentes por una bondad que desborda. José Gregorio Hernández es eso, pero es además una persona ilustrada que alcanza una fama nacional sin perder la generosidad que tienen los habitantes de los barrios y los pueblos pequeños. Por eso es visto como un emblema de lo que sería un ideal de ser venezolano».
Durante la transmisión del programa Univérsate, espacio radial producido por la UCAB en alianza con Unión Radio, usted comentó que la figura de JGH transciende a la religión católica. ¿Cómo se interpreta esto y cuál es el valor cívico, intelectual y secular del «médico de los pobres”?
«José Gregorio es sin duda un santo que está más allá de la frontera de lo que es el ámbito de los fieles católicos y lo digo porque, según el modo de concebir la santidad del venezolano, no es simplemente un santo modelo de un estilo espiritual de vida, con unos escritos espirituales grandiosos, sino un modelo de venezolano bondadoso, gratuito y que hace bien. Por ejemplo, en Venezuela existe una gran devoción por Jesús Nazareno y la razón de esa devoción es sencilla, que se ocupa de mí, me entiende, sufre lo mismo que yo y entonces me acompaña. Y saber que el hijo de Dios me está acompañando es un gran consuelo, aunque no se realice ningún milagro extraordinario.
José Gregorio Hernández es un venezolano que hace estudios fuera del país y una vez que regresa y tiene un bagaje científico amplio no se desentiende de aquel que no tiene. Aplica su conocimiento al pequeño y lo aplica entendiendo, escuchando y acompañando. Ese detalle es más significativo que el científico que vino, por eso es que trasciende lo católico, porque la persona buena no es algo exclusivo de lo católico, es algo que reconoce todo el mundo. Por eso la figura de Jesús, por ejemplo, es una figura que trasciende el ámbito de lo católico, porque no hay ninguna religión, ninguna persona atea o creyente, que pueda negar que Jesús dejó una impronta en la historia de la humanidad.
El reconocimiento que la Iglesia le da a José Gregorio Hernández no significa que los no creyentes no tenga admiración por él, porque reconocen que ha marcado la vida de miles de venezolanos a lo largo de muchos años».
¿Debería estudiarse la figura de José Gregorio Hernández en escuelas y universidades?
«La figura de José Gregorio Hernández debe ser estudiada. El estudio puede ser arqueológico, es decir, que voy a los orígenes, veo sus escritos, sus actitudes y hablo de eso y me parece algo positivo. Yo no me quedaría sólo ahí, porque al final la figura de José Gregorio Hernández terminaría agotándose y repetiríamos más de lo mismo, porque no podemos inventar su biografía. Creo que la figura de José Gregorio Hernández da pie para estudiar la antropología cultural religiosa venezolana, la imagen de Dios impresa en la fe de los venezolanos, la fe de los sectores populares venezolanos. Además, JGH puede ser estudiado como pionero de medicina, como prototipo de médico venezolano y como ejemplo de trabajo para hacer que las medicinas lleguen a los pobres. Lo que no podemos es caer en la repetición. Siempre hay más que estudiar, ahí es donde deberíamos estar atentos».
¿Considera viable incluir el estudio de José Gregorio Hernández en la UCAB y, específicamente, en su Facultad de Teología?
«Me parece que es significativo e importante. Los sacerdotes somos llamados ‘curas de almas’ y con la imagen de José Gregorio se abre un espacio para estudiar a los médicos que no solo curan, sino que acompañan y entienden. La Facultad de Teología tendrá una semana teológica después de la beatificación, entre el 10 y el 13 de mayo, referida al doctor José Gregorio Hernández. Asimismo, queremos abrir una cátedra en su honor que posibilite hacer seminarios, estudios y algunas publicaciones».
¿Cómo debe recibirse la noticia de la beatificación por parte del pueblo venezolano y por los creyentes fuera de Venezuela?
«Creo que los venezolanos la recibieron todos con alegría. Es una buena noticia que se buscaba desde hace tiempo y que los venezolanos celebran. Que se beatifique al doctor José Gregorio Hernández es, a mi modo de ver, reconocer y ratificar una tradición de fe y el modo de vivirla de los venezolanos. Eso tiene que traer alegría. Lo importante es que el venezolano se siente identificado con su figura, y lo hace porque simboliza una cosmovisión antropológica en donde todos tenemos parte y refleja lo que somos no en la individualidad, sino en lo que nos sostiene culturalmente.
Algunas personas en el exterior creen que el venezolano es esotérico y no es que lo sea. La vida no solo tiene explicación física, química o científica, tiene también un alma que se percibe y se codifica de una determinada manera. Salió una crítica de Italia por eso. Sin embargo, eso es no entender la cultura ni al venezolano, entender que se vive de lo mítico, lo mágico y ver la realidad como algo que supera lo que ellos pueden decir o describir científicamente. Esa visión muchas veces es más amplia y más acertada que la científica, pero mucho menos explicada».
¿Qué legado deja JGH para las nuevas generaciones? ¿Qué deberían los jóvenes, universitarios o no, aprender de él y poner en práctica de su trabajo?
«José Gregorio Hernández fue a París, pero no dejó de ser trujillano, se convirtió en un médico insigne y en un profesor universitario, pero no por ello dejó de hablar con la gente sencilla y de tratarla, no dejó de caminar por las calles de Caracas. Me parece que ese es su gran legado, no perder la venezolanidad, una venezolanidad no identificada como que ‘somos una patria grande y poderosa’, sino como una cultura de gente abierta, generosa, cariñosa y receptiva, sin importar las dificultades políticas ni económicas. Eso es lo que tenía José Gregorio Hernández y es lo que tenemos nosotros. Eso es en lo que hay que trabajar y desarrollar para no perderlo».
♦Texto: Albany Díaz / Fotos: Manuel Sardá (apertura) y cortesía Manuel Teixeira (retrato)
Con información de El Ucabista