Durante el foro “Desinformación y fragmentación noticiosa ¿Cómo se arma el rompecabezas de lo que ocurre en Venezuela?” se ofreció una mirada del campo periodístico e informativo desde distintas perspectivas de profesionales. Participaron Carmen Beatriz Fernández, consultora política venezolana; Tomás Straka, historiador e investigador de la UCAB; Colette Capriles, psicóloga social y profesora de Teoría Política de la USB; Iria Puyosa, académica venezolana y estudiosa de la “Sociedad-Red”; Luz Mely Reyes, periodista y analista político, directora de Efecto Cocuyo y Luis Carlos Díaz, infociudadano y activista del derecho a la información.
Fernández señaló seis piezas fundamentales que conforman el rompecabezas de la situación que vive el país: la primera se llama empate electoral. “Fue en marzo de 2013 cuando el presidente Nicolás Maduro empieza a consolidar su capacidad de gobierno, sus mensajes se dirigen al 20 por ciento de la población más revolucionaria que lo ayuda a consolidarse”.
La segunda pieza se refiere a la hegemonía comunicacional, que se consolida en 2013, donde el gobierno se hace dueño de varios medios de comunicación. Sin embargo, surge también la tercera pieza que es la migración de las audiencias del chavismo. La cuarta es la exposición selectiva, ya que cada ciudadano busca la información en función de creencias y cómo concibe la realidad.
La quinta es la legitimidad, “el gobierno arranca con una de origen, pero tiene ilegitimidad de desempeño”, y la última pieza se llama rumor, ya que “el gobierno ha perdido la capacidad de control de la información sobre las audiencias por su falta de pertinencia, credibilidad y desinformación”.
El control político
La manipulación informativa tiene distintos mecanismos muy comunes actualmente. Puyosa manifestó que uno de ellos es la desinformación que “puede ser aquella que no ha sido contrastada, la que se presenta de forma incompleta o defectuosa o la que ataca otra versión sobre un acontecimiento”.
Otro mecanismo es la teoría de la conspiración, “como instrumento de propaganda para convencer que los medios y los periodistas no funcionan”. También están los anónimos virales que son los que aprovechan el efecto de las relaciones personales para acelerar la difusión de la propaganda. El ciberacoso, que produce intimidación al publicar información personal de alguien. Los trolls que apuntan a generar vergüenza social, provocan emociones negativas y discursos ofensivos. “Todos estos inhiben la movilización, cierran espacios de discusión y generan desconfianza”.
Además mencionó los bots políticos, programados para hostigar a usuarios con palabras claves de uso político y crear tendencias artificiales. Los calificó como “poco eficientes, pero siguen robando espacio a los usuarios”. Por último habló de los laboratorios que plantean una historia jugosa en un medio pequeño, que se amplifica más allá de su alcance original.
Recuperar el lenguaje común
Capriles se refirió al lenguaje político y cómo se relaciona con la fragmentación. “La república es la cosa pública que nos une, lo que construimos todos. Existe un lenguaje republicano, pero en nuestro mundo político ya no tenemos un lenguaje común”.
Sostuvo que la fragmentación del lenguaje significa que no podremos recuperar la república si no recuperamos el lenguaje común. “El trabajo de los venezolanos tiene que ser recuperar la unidad pluralista. Recuperar la fe en la unidad a pesar de su diversidad y que hayan reglas que todos conozcamos”.
La fragmentación atenta contra la democracia
Reyes indicó que los ciudadanos no son los únicos que se enfrentan a la fragmentación noticiosa, también lo hacen los periodistas. “Hay que combinar distintas visiones para más o menos armar lo que está ocurriendo. Esta fragmentación atenta contra la democracia y consolida las posturas polarizadas”.
Para la periodista el Twitter ha permitido romper con la censura, pero es necesario tener usuarios responsables. “Lo que más se ha violentado es el derecho de la gente de estar informado”.
La clave está en ser crítico
Straka expresó que actualmente hay que seleccionar, ponderar y evaluar grandes volúmenes de noticias. “Los medios tradicionales producen desconfianza por la desinformación, mientras las redes sociales ofrecen gran cantidad de información. Pero, ¿cómo separar lo que es verdad de lo que no? La fotografía no miente, pero el fotógrafo sí”.
Señaló dos clases de mentiras típicas: las deliberadas, que son aquellas en las que mientras más confundas al enemigo, mejor; y las que son por falta de información. Ante esta realidad recomendó que “no se puede ser reverente con el pasado ni con la autoridad. Sea crítico siempre. Busque la fuente, quién y cómo emite la información. El contexto debe tener verosimilitud y tome en cuenta que la explicación más sencilla es la más probable”.
Las redes sociales no son una amenaza
Díaz explicó que se ha tendido a confundir medios de comunicación con plataformas. “El medio de comunicación es una industria donde hay un procedimiento para procesar información que termine en un producto. Lo que vemos en las redes sociales son datos e insumos que necesitan pasar por métodos periodísticos como la verificación y el acceso a la fuente. No las podemos ver como una amenaza porque hay riqueza ciudadana que contribuye con lo que sucede”.
Es importante entender que el ritual informativo fue alterado en Venezuela. “Nos estamos informando por nuestro filtro social y no hay marcas. Estamos en un escenario de dictadura y hay malnutrición informativa. Hay que trabajar en redes para avanzar”.
Esta actividad fue elaborada en conjunto por la Dirección de Egresados de la UCAB y Medianálisis, con la idea de ofrecer al público mecanismos para mantenerse informado en contextos de censura y fragmentación de medios.